Hoy os traemos un texto escrito por nuestro amigo Ernest1959. En él, nos va a hablar de una de sus largas rutas en bicicleta de montaña, y de cómo sus productos Brezzz siempre le acompañan para proporcionarle el confort y el descanso que necesita.
Ésta es una crónica, resumida, de mi último viaje realizado la semana santa pasada.
Me hago la lista con lo que necesito; en los días siguientes repaso minuciosamente la bici para que esté todo en regla y el jueves santo, sin madrugar, que tengo sangre muy caliente, sobre las 11 de la mañana, estoy ya dando pedales hacía el Segura. Empieza el viaje; una vez más, saboreando la libertad que proporciona el viajar en bici (cuándo hace buen tiempo, claro, porque con mal tiempo, con malas condiciones, se sufre un montón, ya lo sabéis todos). Cuando se viaja en bici de monte, se han de aceptar y asumir las situaciones menos agradables: las averías; hasta ése momento, todo había ido bien, pero una rotura de radio en la rueda de atrás me obligó a pasar por “boxes”. Menos mal que en la localidad donde dormí una de las noches, Olula del Río Almanzora, había una tienda que, aunque no disponía del tipo de radio que llevo: SLR Mavic de 29” (yo llevaba dos de repuesto, previsor que, a la fuerza, ha de ser uno) me repararon el radio y me centraron la rueda; y lo mejor, no me cobraron ni un euro…buena gente, ¡Sí señor!
Merendada ya casí la “etapa reina” del viaje, y con 4 grados de gélida temperatura, me dispuse a bajar uno de los puertos más extraordinarios que conozco, tanto para subirlo, como para bajarlo: El Alto de Velefique.
Veréis: en mi caso, cuando realizo viajes en bici de monte, y las etapas son durillas y echas “un capazo” de horas pedaleando, por mucho que lleves la mejor posición ergonómica que un técnico te haya prescrito sobre la bici, se me cargan algo los trapecios.
Buceando por la red, encontré una empresa que comercializa unas almohadas ideadas para proporcionar un confort en la zona cervical idónea para los que hacemos deporte.No había ningún obstáculo para llevarla de viaje conmigo, usando una funda compresora para sacos de dormir, tema resuelto.
Todo iba de maravilla en el viaje; estaba pasándomelo de lo lindo, pero la diversión se terminaba; chino-chano, iba llegando a casa.
Y, colorín, colorado, éste cuento de un viaje en bici de montaña de 9 días en la primavera de 2016 por el Sureste penínsular, ha terminado.
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