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¿Por qué se producen las agujetas?

A menudo, después de los más duros entrenamientos o de las mejores competiciones, tienes agujetas, ese dolor muscular que puede llegar a ser intenso y que se manifiesta cuando usas los mismos músculos que “machacaste” previamente.

Parece que el origen de estos dolores son las micro-roturas que se producen con la actividad y que son la base de la posterior construcción y mejora muscular. Cuando en el ejercicio hay una predominancia de la fase excéntrica (en la que el músculo trabaja frenando), como en el caso de los multisaltos, descensos prolongados caminando o corriendo, trabajo con mucha carga en musculación reteniendo la bajada, etc. es más fácil que aparezcan las agujetas.

Si tus agujetas son normales (no de las que te impiden casi moverte) puedes hacer tu entrenamiento normal e incluso la actividad te beneficiará de cara a su alivio. Aunque te cueste iniciar el movimiento verás que insistiendo un poco se te pasan las molestias. El músculo se adapta rápidamente a las nuevas variedades de entrenamiento que te han podido causar esas molestias, haciendo que sea cada vez más difícil que tengas agujetas.

Cuando simplemente lees (en este preciso momento, por ejemplo), caminas o corres muy despacio, tus músculos queman pequeñas cantidades de carbohidratos y producen modestas cargas de ácido láctico que pasan totalmente desapercibidas. Cuando corres más rápido, tus músculos queman más carbohidratos y producen más ácido láctico, que se desdobla en dos componentes: uno bueno, que es el lactato; y otro malo, que son los iones de hidrógeno. Éstos no son buenos porque su le restan pH a tu músculo, lo que hace que descienda su eficiencia y dejan esa molesta sensación de agujetas. Pero hemos encontrado una solución.

Para mejorar tus marcas, necesitas hacer entrenamientos que incrementen el transporte potencial de lactato. A lo largo de los años, se han definido este tipo de entrenamientos de miles de formas, pero la que te ofrecemos es la más fiable (y la última, claro). Hemos de correr a un ritmo de Umbral Láctico (UL). Cuando entrenas a UL, tu cuerpo aprende a digerir el lactato, de forma que la mejora puede notarse tanto en un mil como en un maratón.

Pero, ¿cómo se corre a UL? Este ritmo es más o menos el que llevarías en una carrera de 5 km apretando un poco por encima de tus posibilidades (corriendo de 15 a 30 segundos menos por kilómetro). La cosa es simple: si quieres evitar las agujetas y, al mismo tiempo, fortalecer tu sistema láctico no tienes más que correr una vez cada dos semanas a UL durante 30 ó 40 minutos. O bien fabrica tu propio sistema de entreno: sufre un poco, recupera el aliento y vuelve a apretar. La combinación de ritmos incrementará la capacidad de transportar ácido láctico y, con suerte, no volverás a sufrir de las incómodas agujetas.

Foto y texto vía: Runners.es

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